Ejemplo de un caso resuelto de la especialidad de Pedagogía Terapéutica (Oposiciones de Magisterio)

En un Centro de Educación Infantil están escolarizados cuatro niños y dos niñas pertenecientes a un medio socio-cultural desfavorecido. Tienen dificultades para aceptar las normas y presentan problemas en las relaciones y socialización con otros niños /as. La tutora además aprecia cierto retraso en el desarrollo global de los mismos y pide orientación a la especialista de Pedagogía Terapéutica.

Se le pide como opositora:

  1. Que realice una valoración sobre las posibles dificultades que puede presentar estos niños y sobre los aspectos que deberían valorarse para favorecer su desarrollo global. 
  2. Presente una propuesta sobre los aspectos metodológicos que deberían tenerse en cuenta en el aula de manera que se favorezca a estos y a todos los alumnos/ as. 
  3. Fundamente la importancia de la Educación Infantil en las situaciones de desventaja socio-cultural.

1º Valoración sobre las posibles dificultades que puede presentar estos niños y sobre los aspectos que deberían valorarse para favorecer su desarrollo global

Las dificultades y necesidades educativas que pueden presentar alumnos y alumnas pertenecientes a un entorno social desfavorecido están relacionadas con la prevención y compensación de situaciones de interacción social o de deterioro social y familiar que pueden afectar de forma individual a un niño o niña del aula, pero que, con frecuencia, se presentan en un grupo de alumnos, como en el caso que nos ocupa e incluso puede ser una característica del alumnado de un centro.

Fundamentalmente las dificultades van a estar centradas en el ámbito socio-afectivo y suelen ser producto de situaciones o experiencias negativas vividas o percibidas por el niño y se manifiestan en:

a) Ambivalencia afectiva que se da cuando el niño se siente o está en situación de abandono.
b) Inestabilidad emotiva que provoca sentimientos de temor, de ansiedad…
c) Comportamientos y conductas agresivas.
d) Comportamientos reactivos como producción de mensajes incontrolados no verbales, tic etc.

Según estas situaciones las dificultades se centrarán en:

  • La construcción de la propia identidad.
  • El Proceso de socialización.

En este caso las necesidades educativas van a afectar a las siguientes dimensiones:

A. Necesidades relacionadas con su autonomía personal derivadas de problemas en la alimentación, control de esfínteres, vestido, higiene…
B. Necesidades relacionadas con su desarrollo emocional: relacionado con problemas de aislamiento, temor, vergüenza, miedo, problemas de conducta…
C. Necesidades relacionadas con las interacciones sociales: en las cuales pueden producirse necesidades en los procesos de ínter subjetividad primaria y/ o secundaria (según la edad), en la adquisición de habilidades sociales, en el aprendizaje de estrategias de resolución de conflictos mediante formas aceptadas socialmente.
D. Necesidades en la construcción de su identidad personal: desarrollo de su autoestima.
E. Necesidades relacionadas con las interacciones sociales: con problemas de conducta.

En general es necesario tener en cuenta que los niños procedentes de entornos desfavorecidos no tienen contactos sociales suficientemente ricos lo que les hace perder interés hacia lo que les rodea, hacia los objetos, los espacios y hacia las personas. Estos niños y niñas se enfrentan a este contacto social más abierto con más dificultades a causa de ciertas vivencias personales que llevan aparejadas dificultades en la relación con los demás. Son situaciones que se corresponden con un estado evolutivo más egocéntrico y que les impide adquirir y desarrollar conductas pro sociales, altruistas y de colaboración con los demás.

Cuando hay trastornos individuales importantes pueden aparecer conductas socialmente inadecuadas o que son deficitarias, como la falta de interacción con otros niños, incapacidad para responder a los acercamientos de los demás, no conversar con los otros, inhibirse en situaciones de grupo, recurrir al adulto siempre que se tiene cualquier pequeño problema, dificultades para jugar, romper los objetos y juguetes, etc. En otros casos estas dificultades se manifiestan a través de un comportamiento hostil y agresivo con los más débiles o acatando lo que dicen los demás por temor, timidez, etc.

Para responder a estas situaciones los educadores deben incluir en el currículo ordinario contenidos y estrategias para la educación social y el desarrollo de habilidades sociales útiles para desenvolverse en grupo, lo cual facilitará el desarrollo global de los niños y niñas.

Así para favorecer el desarrollo global es necesario «enseñar lo social», de forma intencional, y ello exige que, al igual que otros ámbitos formativos, se planifiquen objetivos y estrategias de intervención.

Ahora bien, es importante tener en cuenta que el hecho de pertenecer a un medio sociocultural desfavorecido no implica una falta de atenciones hacia los hijos o la existencia de problemática de tipo familiar. Muy al contrario, muchas familias carentes de recursos materiales proporcionan a sus hijos el afecto, la atención y los cuidados adecuados para su crecimiento. Sin embargo puede coincidir en algunos casos que la carencia de medios se acompaña con situaciones de problemática familiar como paro de los progenitores, problemas de salud, drogodependencias, desestructuración en el núcleo familiar, experiencias de maltrato…

Por ello, para favorecer su desarrollo global se deberían tener en cuenta los siguientes aspectos:

a) La escuela tiene el papel de enriquecer y reequilibrar estas situaciones, pudiendo cambiar el signo de estos comportamientos a través de la función didáctica, compensadora y educadora.
b) No se trata de forzar a los niños a adoptar pautas o formas de lenguaje y expresión ajenas a su situación, sino de ampliar la gama de experiencias posibles, posibilitando que ejerciten de forma espontánea recursos perceptivos, expresivos y operacionales que más adelante les sean útiles.
c) Establecer nuevas formas de relación con los adultos y con la tarea que les proporcione un entorno claro, constante y previsible.
d) Establecer una relación afectiva sólida entre el niño, el grupo y la profesora o profesor que les permita modificar poco a poco su relación con el entorno. Este hecho, tiene en sí mismo efectos positivos sobre el desarrollo cognitivo: favorece el sentido de la identidad del niño, transforma la pasividad en actividad, ayuda a acumular experiencias personales positivas, etc.
e) Que se les proporcione el máximo de ocasiones de actuar activamente sobre su entorno, lo cual supone una gran actividad e implicación por parte de los educadores en sus juegos y en sus actividades.
d) Un proceso de inserción escolar más graduada, flexible y adecuada a las características individuales. No sólo es el mundo de los conocimientos previos el que necesita nuevo enriquecimiento, sino probablemente en mayor medida, su mundo emocional y afectivo, el cual incide en la identidad personal, en el estilo habitual de relacionarse con los demás y de enfrentarse con tareas de tipo intelectual, en los hábitos de atención, etc.

2. Propuesta sobre los aspectos metodológicos que deberían tenerse en cuenta en el aula de manera que se favorezca a estos y a todo el alumnado

En primer lugar debería tenerse en cuenta que la mejor respuesta a las necesidades educativas que presentan estos alumnos sería compensar a través del desarrollo del juego porque el juego es el modo más natural que tienen los niños y niñas pequeños para expresar sus deseos, sus experiencias y sus sentimientos. Puede considerarse que es la ocupación primordial de la infancia, una actividad esencial en esta etapa, que se realiza de forma espontánea y voluntaria y que resulta en sí misma placentera para los niños y niñas de estas edades. Cuando juegan, los niños y niñas nos muestran sus habilidades y competencias de todo tipo y mediante la intervención profesional del adulto evolucionan adquiriendo una madurez afectiva que da lugar a la construcción de su identidad. El hecho de enseñar y aprender a jugar debe tener como objetivo la integración de estos niños al entorno escolar y el desarrollo de la sociabilidad, la autoayuda y la comunicación.

Desde esta situación los aspectos metodológicos que deberían tenerse en cuenta en el aula de manera que se favorezca a estos y a todo el alumnado son:

  • Proporcionar oportunidades lúdicas enriquecedoras que favorezcan la interacción y el desarrollo social de todos los niños y niñas.
  • Organizar las aulas de las escuelas de educación infantil de forma que se adapten fácilmente a las situaciones de juego por medio de rincones donde se realicen juegos simbólicos y de simulación.
  • Observar el juego que realizan los niños para saber el momento en que se halla cada uno y proponer los materiales y situaciones necesarias para que puedan jugar.
  • «Enseñar a jugar» a muchos niños que no saben hacerlo, con objetos y juguetes nuevos, enseñándoles las reglas de uso, los juegos de turnos…
  • Respetar la fase de juego y el ritmo que algunos niños y niñas establecen. La mayoría de los niños necesitan observar el juego de los otros como estímulo para su participación y se vuelven gradualmente más activos a través de la observación de juego de los otros, (juego periférico) o jugando al lado de ellos hasta ser capaces de integrarse plenamente en un juego real.
  • Ofrecer el ambiente y las oportunidades adecuadas para posibilitar y facilitar el crecimiento personal y social del niño, enriqueciendo y encauzando su vida relacional y social.
  • Desarrollar la capacidad de comunicación en su sentido más pleno, desarrollando destrezas que les den capacidad de autoexpresión y de comunicación con el otro, posibilidades de sintonizar con él, de dialogar tanto verbalmente como a través del «dialogo de gestos o de actitudes».
  • Complementar los estilos de relación que traen los niños pequeños de su ámbito familiar creando situaciones que hagan posible adquirir nuevos y más ricos patrones relacionales.
  • Es conveniente que el propio profesor o profesora participe en el juego o en la actividad y asuma un rol que le permita ayudar al niño a insertarse en el grupo, desapareciendo su ayuda en el momento que su participación ya no es necesaria. Por ejemplo: si están jugando a tiendas se puede hacer el papel de alguien que acompaña al niño a comprar lo que quiere.
  • Enseñarles a que sepan qué es lo que pueden aportar a la actividad de los otros. Es mejor acercarse ofreciendo algo como «jugar a tal o cuál cosa» que acercarse o preguntar «¿puedo jugar?»
  • Los objetos y juguetes son buenos mediadores para la integración. Si una niña quiere jugar con los otros y posee un objeto que el grupo necesita o desea, el trabajo de inserción en el grupo será más fácil. Esta estrategia es algo que puede utilizarse para facilitar la incorporación cuando hay dificultades.
  • Trabajar con juegos en los que se pueda ir aprendiendo a ganar y perder, respetar las normas y turnos, controlar la propia impulsividad, etc.

3. Fundamentación: Importancia de la E. Infantil en las situaciones de desventaja socio-cultural

El desarrollo social y afectivo tiene una incidencia fundamental en el desarrollo global de los niños y niñas, ya que acompaña y potencia todos los demás procesos de desarrollo: motor, lingüístico, intelectual, etc. El mundo social de los niños pequeños se va construyendo a través de distintos agentes de socialización, entre los cuales la familia, la escuela y el grupo de iguales ejercen una influencia fundamental en este proceso de desenvolvimiento social. La escuela infantil supone para los niños y niñas pequeños un momento de incorporación a lo social en su dimensión más amplia, ya que es cuando se da un descubrimiento del «ambiente del otro» y de un mundo que va más allá del de la propia familia. Esta socialización trae consigo el conocimiento de un entorno muy diferente del familiar, más abierto, en el que rigen unas normas y criterios que en un principio les son ajenos y que está más centrado en las actividades que en la afectividad, aún cuando ésta tiene una importancia fundamental en esta etapa educativa.

La incorporación a la escuela infantil supone también participar en el grupo de iguales y esto da lugar a un nuevo contexto de experiencias y aprendizajes que se van presentando en situaciones sociales nuevas y que exigen diferentes modalidades de adaptación.

Todas estas experiencias pueden ser proporcionadas desde la E. Infantil desarrollando las habilidades sociales básicas que les permitan desenvolverse en diferentes contextos, es por ello que una de las funciones de la Educación Infantil es la de asegurar que todos los niños y niñas inicien la enseñanza obligatoria en idénticas condiciones de partida, y para ello, resulta imprescindible un período previo de escolarización formal en la que los niños vayan adquiriendo las habilidades y destrezas que les permitan acceder en condiciones suficientes a la enseñanza reglada.

Los niños y niñas pertenecientes a un medio socio-cultural desfavorecido, posiblemente debido a la carencia de recursos, no han tenido la posibilidad de realizar experiencias lo suficientemente ricas y diversificadas, por lo que el acceso en condiciones favorables a los aprendizajes establecidos puede verse dificultado. Otras veces, se trata de valores y costumbres familiares diferentes a las usuales en el medio escolar, que ponen a los niños y niñas en situación de desventaja para el aprendizaje a no ser que se pongan medios adecuados para compensar estas carencias. La función compensadora de la educación infantil en estos casos es la función que fundamenta la necesidad de la existencia de la etapa.

• MORALEDA, M. (1992). Psicología en la Escuela Infantil. Madrid. Eudema Universidad.
• OCHAITA, E., et a! (1988). Alumnos con necesidades educativas especiales. Integración Escolar. Madrid: M, E. C. / Ed. Popular.

Antonia González es Preparadora personal de Magisterio (especialidad Pedagogía Terapéutica)

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