La «suerte» en las oposiciones
Categorías: Magisterio, Oposiciones docentes
Alguna vez que otra, cuando hablamos de preparación de oposiciones a la función pública, suele salir el tema de la «suerte» en en proceso de selección. El tema de la «suerte» en las oposiciones es un factor importante claro, pero ¿hasta qué punto puede influir?
A priori, podemos hablar de «suerte» en las oposiciones cuando te toque un tema que domines por tu formación previa y sea atractivo con tu bagaje personal; suerte en que el tribunal tenga el mismo punto de vista didáctico que tú; suerte en que tu manera de exponer conecte con los miembros del tribunal que te evaluán, etc. Aunque pienso que la mayoría de las veces nos referimos a la «suerte» cuando no sabemos o no queremos indagar por qué se logra lo que uno obtiene en la vida.
Yo digo que la suerte se trabaja pero es obvio que también hay que cultivarla. Ejemplo: ¿quién tiene más posibilidades de sacar una plaza? Evidentemente aquella persona que tiene todo estudiado al milímetro y cree en sus posibilidades.Aquel que no estudie, no lleve el material preparado y no tenga confianza en su preparación, salvo que le llueva del cielo alguna providencia divina, tendrá escasas opciones de lograrlo.
En parte lo que entendemos por «suerte» no es más que una cuestión de probabilidades, y cuantas más papeletas compres en la rifa de la vida, más oportunidades tendrás de que te toque lo soñado. Lo demás, forma parte del bien cultivado terreno de la clásica envidia con la que a diario toca convivir. ¿Cuáles son estas papeletas? Tener todo estudiado, el trabajo meticulosamente planificado y tener confianza en lo que uno hace.
La fortuna, entiendo se trabaja y es verdad que hay ciertos tipos de personas cuya actitud frente a la vida les predispone a tener más suerte que otras. Perfiles preparados, atrevidos y abiertos a nuevas experiencias, dispuestos a que les pasen más cosas interesantes vencerán a aquellos que se esconden detrás del árbol. Si pones la autoexigencia muy alta como objetivo, recogerás los frutos apetecidos en muchas de las rifas que juegues.
Conozco a muchas personas que se consideran afortunadas pero que no creen en la suerte. Confían simplemente en sus condiciones y capacidades. Yo me apunto a lo que en su momento dijo el explorador Roald Amundsen, director de la primera expedición que alcanzó el Polo Sur:
“La victoria aguarda a aquel que tiene todo en orden; suerte, lo llama la gente. La derrota está asegurada para aquel que se ha olvidado de tomar las precauciones necesarias en el tiempo; y a eso le llaman mal”.
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