Muchas facultades de Medicina, pocos especialistas
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En España existen muchas facultades de Medicina, pero, sin embargo, faltan plazas de especialistas.
Este dato viene corroborado por el estudio realizado por el Foro de la Profesión Médica y pone de manifiesto la deficiencia y la falta de equilibrio de un sistema que tendría ser un continuo desde la entrada en la universidad de los alumnos hasta la realización por parte de los mismos de prácticas en los hospitales y centros de salud.
Este diagnóstico se basa en datos como los que ha expuesto Laura Martínez, presidenta de la Confederación Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM). En España hay en activo 221.470 médicos, lo que refleja una tasa de 384 por cada 100.000 habitantes. Esto es un 12% más que la media de Europa. Además, hay 44.758 estudiantes en las 42 facultades de Medicina, lo que, en teoría, ya casi sería suficiente para cubrir las próximas jubilaciones (48.000 en una década).
Sin embargo, el problema es que entre la universidad y la práctica clínica hay otro paso importante, el de la formación como especialista (el MIR, médico interno residente). Y el acceso a esta fase depende de las plazas (las unidades docentes) que haya en los hospitales y centros de salud. En función de estas se fijan las plazas de que dispondrá. Y los datos «son alarmantes». Solo en 2018 solicitaron hacer el examen 14.466 personas (la mitad recién egresados), pero se convocaron 6.513 plazas. Ni siquiera, si solo se presentaran los titulados del último año, habría plazas para todos, pero a esos 7.000 recién egresados hay que sumar otros médicos que suspendieron en años anteriores, facultativos que quieren cursar otra especialidad, y licenciados en el extranjero que se presentan para obtener el título español. El resultado es que de los 14.466, el 69% tenía un título de una universidad española (9.925). De ellos, 5.919 consiguieron plaza. Quedaron 4.006 fuera, prácticamente la mitad de los que se quedaron sin plaza.
Este año la demanda de plazas ha crecido en casi 1.000 personas, y la oferta apenas ha subido en 260, por lo que, tras el examen MIR del sábado, esta bolsa aumentará y parte de estos profesionales se verán abocados a ejercer sin especialidad (casi todos en la privada) o a trabajar fuera de nuestras fronteras.
Ante este embudo, hay dos soluciones: la primera, reducir el número de estudiantes de Medicina; la segunda, aumentar las plazas MIR. Pero ninguna de las dos es fácil.
Respecto a los que empiezan la carrera, su número ha crecido de 6.244 a 7.042 (el 12,7%) en los últimos 10 años. En parte, por la creación de nuevas facultades, la mayoría pequeñas, cuyo número ha pasado de 24 a 42 (un 50% en ese tiempo). De esas 14 nuevas, 8 son privadas, que han crecido de 2 a 10 en una década.
En ambos parámetros (alumnos y centros) España supera los máximos recomendados. Es el segundo país del mundo en número de facultades, con una tasa por millón de habitantes de 0,95, prácticamente el doble del 0,5 que recomienda la Organización Mundial de la Salud, y solo por detrás de Corea del Sur, que tiene una tasa de 1. Respecto a los estudiantes, la tasa media de egresados por 100.000 habitantes en la OCDE es de 12,1, una décima por encima del valor recomendado. España tiene 13. Ello obligaría a cerrar algunas. Pero esto no va a ser así a corto plazo: hay tres (universidades de Alicante, pública de Navarra y Deusto) a punto de recibir la aprobación.
Hay otro indicador que revela lo sobredimensionadas que están las universidades españolas: en las más prestigiosas que existen en EE UU, las promociones no tienen más de 200 personas (165 en Harvard, 104 en Yale). En España, la Complutense, la Autónoma de Barcelona y la de Valencia titulan a 290 alumnos por año.
Según Laura Martínez, tener tantas facultades no está justificado porque, si están en la misma localidad, crean problemas de coordinación en ese aspecto y de calidad en la enseñanza que reciben. Además, no es económicamente rentable: una facultad media de 173 alumnos (la media en España) cuesta unos 6 millones de gastos fijos, más unos 6.000 por alumno al año. Y, en el futuro inmediato, hay otro problema a la vista: el número de profesores va a descender más del 30% en todos los segmentos de aquí a 2026, con una caída del 43% entre los permanentes, los más experimentados.
Por el lado de la especialización, hay que buscar unidades docentes e incrementar el número de las plazas, pero siempre en consonancia con las necesidades futuras. Además, más MIR supone que los tutores tengan que simultanear la docencia con los estudiantes y la supervisión de los futuros especialistas.
El mapa de necesidades y recursos que presentó la semana pasada el Ministerio de Sanidad apunta a que hay este año apenas hay un déficit del 3%, pero, sobre todo, porque están mal repartidos. La presidenta de los estudiantes ha afirmado que hacían falta incentivos, pero recalcó que cuando recibían consultas la mayoría era sobre condiciones como el tiempo por consulta en la lista de espera, y muy pocas por el sueldo.
En el fondo, «este diagnóstico ya lo habíamos hecho», ha dicho el presidente de la Organización Médica Colegia, Serafín Romero, «pero ahora falta que nos hagan caso». «Se ha avanzado mucho desde cuando éramos 21.000 aspirantes para 1.200 plazas», ha dicho el médico, que insistió en la idea de que no se puede ir para atrás.
Habrá que esperar, por tanto, que se acierte con las medidas que se tomen desde ahora para poder deshacer el embudo existente en el ámbito de la Medicina en España.
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Fuente: El País / RDJ
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