Estudiar bajo presión, mal asunto - Academia CLAUSTRO

Estudiar bajo presión, mal asunto

Organizarse para llegar a todo y llegar bien exige una reflexión concienzuda de cómo usas tu tiempo, una planificación hecha con suficiente antelación y un compromiso con uno mismo para cumplir con lo prometido.

No hay forma más eficaz para comprobar lo potente que puede ser la imaginación que sentarse una tarde a estudiar. Es ponerse delante de un libro o de unos apuntes y las excusas para levantarse de la silla se multiplican: voy a estirar las piernas para despejarme, tengo que contestar a ese mensaje de WhatsApp urgente que me acaban de enviar, un vistazo a Instagram no le hace daño a nadie…

Pero el advenimiento del examen es tan inevitable como esa sensación de agobio y descontrol que va creciendo conforme se acerca la fecha.

Gestionar de forma eficaz el tiempo de estudio es una asignatura pendiente para muchos estudiantes, especialmente en la universidad. Pero también es la fórmula perfecta para prevenir el estrés y la ansiedad ante los exámenes, sin olvidar el impacto directo que tiene sobre las notas.

Y aunque el mundo a veces parece estar lleno de procrastinadores capaces de sacar un sobresaliente con unas pocas horas de estudio la noche anterior, la realidad es muy diferente.

La variable clave de los resultados académicos es la suma del número de horas que uno dedica a estudiar y el conjunto de actividades que acompañan a ese tiempo de estudio”, enumera Francisco Pérez González, profesor de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Valencia (UV).

La receta parece sencilla: hincar codos durante horas y hacerlo de tal manera que ese tiempo se convierta en aprendizaje efectivo y no en minutos perdidos frente al libro.

Pero entre medias se cuelan las clases, el móvil, las tardes perdidas en un infinito “en cinco minutos me pongo” y esa lista de lo que los expertos llaman distractores o ladrones del tiempo. Es entonces cuando aparece la sensación de no llegar a todo.

La universidad es la primera etapa en la que tú te marcas los tiempos y tu agenda”, explica Modesta Pousada, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). “Los alumnos suelen ser conscientes de lo importante que es aprender a gestionar su tiempo, pero no saben ponerlo en acción”.

Academia de Selectividad (PEvAU) en Sevilla

Organizarse para llegar a todo y llegar bien exige una reflexión concienzuda de cómo usas tu tiempo, una planificación hecha con suficiente antelación y un compromiso con uno mismo para cumplir con lo prometido. La buena noticia: como todo hábito se puede aprender, pulir y mantener en el tiempo. La mala: no hay fórmulas mágicas ni atajos.

Hay cinco reglas básicas que todo alumno debería cumplir a la hora de gestionar el tiempo:

1. Empieza cuanto antes a planificarte

Organízate desde el primer día del cuatrimestre o del curso; no dejes pasar el tiempo.

2. Analiza cómo usas tu tiempo (y en qué lo pierdes)

Anota el tiempo que dedicas durante el estudio a cosas que no tienen nada que ver con él (uso del móvil, televisión, música, etc.) para poder así corregir ese aspecto.

3. Márcate objetivos y aprende a diferenciar lo urgente de lo importante

Pregúntate a qué quieres dedicar cada rato de estudio (memorizar teoría, realizar esquemas, buscar información….). Céntrate en una sola de esas actividades cada rato y no las mezcles. Además, prioriza siempre las tareas más urgentes.

4. Planifica con papel y reloj

Plasma por escrito tu planificación y atribuye para cada actividad el día concreto de la semana o del mes y el tiempo que le vayas a dedicar.

5. No te olvides del descanso

Incluye en tu planificación sesiones de descanso tanto durante el estudio como fuera de él.

 

Fuente: El País / RDJ

 

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