¿Qué pasos hay que seguir para cambiar de grado o de carrera? - Academia CLAUSTRO en Sevilla

¿Qué pasos hay que seguir para cambiar de grado o de carrera?

Cambiar de grado puede convertirse en un auténtico drama para el alumno pero, bien gestionado, se convierte en una oportunidad con beneficios a medio plazo.

Son muchos los alumnos que eligen en su momento la carrera que más les gusta, aquella para la que consideran que están más capacitados o, simplemente, la que creen que les resultará más fácil. Unas veces lo hacen por pura convicción; otras, por tradición familiar o por las múltiples salidas que, en teoría, les debería proporcionar dicha carrera. Sin embargo, una vez superado el examen de acceso a la universidad y tras varias semanas o meses de clases, se dan cuenta de que no es exactamente lo que esperaban: demasiado esfuerzo, materia aburrida, exámenes que se atragantan y que no logran aprobar… Es una situación más habitual de lo que puede parecer.

¿Qué hacer entonces? Algunos, desengañados y desilusionados, toman la medida extrema de abandonar definitivamente los estudios e intentar buscar un empleo en el siempre complicado mundo laboral; otros optan por cambiar de carrera y probar suerte con otras asignaturas distintas.

¿Qué pasos hay que seguir para poder realizar un cambio de grado o de carrera? 

Según el Ministerio de Educación y Formación Profesional, casi el 11% de los universitarios cambian de grado en sus dos primeros cursos, porcentaje en el que tienen mucho que ver también los alumnos que no obtuvieron la nota necesaria para acceder al grado que deseaban y tuvieron que conformarse con uno alternativo el primer año y, desde ahí, dan el salto al grado que pretendían estudiar en un principio.

A continuación, comienza la parte farragosa: la del papeleo, las solicitudes, las convalidaciones…

Existen dos vías para cambiar a otro grado: la del proceso de admisión general y la del procedimiento de cambio de estudios:

  1. La primera implica volver a solicitar plaza en el grado como si fueras a entrar por primera vez en la universidad. No es necesario hacer de nuevo la Selectividad, aunque si crees que tu nota no va a ser suficiente, es recomendable repetir la prueba —ya sea en la fase general o en la específica—, pues el único criterio de admisión es la nota de corte (aunque no la del año en el que entraste en la universidad, sino la que corresponda al curso en el que quieres empezar el nuevo grado).
  2. La segunda alternativa consiste en solicitar un cambio de estudios, un itinerario específico para los alumnos con estudios universitarios ya comenzados. El cambio solo se puede realizar entre grados oficiales y es necesario tener 30 créditos aprobados y reconocidos en la nueva titulación que se quiera estudiar (un curso completo suelen ser 60 créditos). Cada universidad reserva un número de plazas para esta vía, aunque mucho menor que en el itinerario de admisión general. Los centros también definen los criterios que van a utilizar para priorizar las solicitudes y asignar esas plazas. Y aunque dependen de cada universidad, lo normal es que se tenga en cuenta el número de créditos reconocidos, la afinidad entre ambos grados, el expediente académico, la nota de acceso a la universidad…

Ambas vías no son excluyentes y se recomienda probar con las dos, de modo que si a mitad de curso ya has decidido que quieres cambiar de grado, lo aconsejable es intentar aprobar todas las asignaturas que sean susceptibles de convalidación en la titulación que quieras empezar el próximo año. El proceso es exactamente el mismo tanto si se quiere cursar el nuevo grado en la misma universidad como si se va a cambiar de centro.

Más allá del papeleo, el principal obstáculo para decidir sobre si seguir u optar por otro grado es la percepción de que un cambio de estudios es un fracaso. Incluso el Ministerio de Educación, en su informe Datos y cifras del sistema universitario español, lo recoge en el mismo capítulo que el del abandono (un 32%). Los expertos creen que es un enfoque equivocado.

Se trata más bien de un acto de valentía, el alumno es capaz de asumir que se ha equivocado”, señala Ana Carretero, vicerrectora de Estudiantes y Responsabilidad Social de la Universidad de Castilla-La Mancha. “Hay que desdramatizarlo, tanto para el estudiante como para los padres. A veces los alumnos continúan porque no quieren defraudar a sus familias”.

Lejos de ser un año perdido, cambiar de rumbo puede servir como lección para descubrir lo que a uno no le gusta, una información tan valiosa como lo es el saber lo que a uno sí le atrae. Eso sí, cambiar de estudios no puede ser una excusa para quedarse atrapado en la indefinición. A esos alumnos, la orientadora Ana Cobos los denomina como los “nómadas universitarios”, aquellos que empiezan una carrera, y otra, y otra… para después no terminar ninguna. “El cambio es una experiencia más de la que se aprende y que suma. Pero el coste no puede ser equivocarte un año, y al siguiente, y al siguiente… El riesgo real es que tropezón tras tropezón, no llegues a culminar ninguna carrera. Por eso es importante tomar la decisión de forma certera”.

Por lo tanto, un cambio de grado no debe ser ningún drama y puede llegar a ser muy positivo para el alumno. Lo malo es la indefinición, el andar dando tumbos de una carrera a otra y, al final, no conseguir terminar ninguna.

Fuente: El País / RDJ

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